Pues otro año mas, el trabajo de campo dio su fruto, después de horas de observación conseguí acercarme en lo posible a esta pareja de Oropéndolas. Siempre cuidando de molestar lo mínimo o no mucho y respetando la Naturaleza, de hecho, el pollo ya voló. Tardes de mucha calor en el hide y alguna mañana que otra, pero soportando estos calores Extremeños que en estas fechas ya empiezan a ser duros.
Tener a esta especie tan esquiva tan cerca y ver casi día si y día no, como es su vida, y darte cuenta como el macho no aporta mucho a la incubación y a la ceba, como casi todo el tiempo es la hembra la que hace casi todo el trabajo, la que prepara el nido, saca la porquería de el, alimenta a la cría y se echa para darle sombra, lo que es una buena madre. Será ya hasta el año que viene si hay suerte y volvemos a saludar de nuevo, a una nueva pareja de Oropéndolas.
JUAN MANUEL FLORES
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